Hace miles de años los espadachines japoneses descubrieron una verdad simple: que para ser excelentes tendrían que practicar mucho; solo dedicando tiempo construirían sus habilidades y la confianza suficiente para manejar una espada con seguridad y eficacia.
Para conseguirlo, los espadachines japoneses practicaban con una espada de madera muy resistente llamada «bokken» durante gran parte de su formación. Estas espadas de madera tenían la ventaja de replicar el tamaño, el peso y la sensación de una espada de acero, al tiempo que minimizaba la posibilidad de causar lesiones graves o permanentes.
Actualmente se siguen fabricando auténticos bokkens de madera, pero podrían tener la desventaja propia de la madera: que se pueden pudrir, agrietar o fracturar en astillas. La solución a este dilema fue diseñar un sustituto sintético, bajo en precio y muy resistente e impermeable a los elementos. Son las espadas fabricadas en polipropileno que tienen la ventaja de ser prácticamente irrompibles y extraordinariamente rígidas y resistentes al corte.
El polipropileno es un plástico duro y al vez rígido, resistente, liviano y ligero. Las espadas de polipropileno Cold Steel son magníficas para el entrenamiento y muy útiles para practicar los movimientos y desplazamientos. También ayudan al fortalecimiento de los brazos y los hombros. Otra diferencia es el peso, pues al ser más livianas facilitan las prácticas más intensas garantizando una mayor durabilidad.
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