Las espadas rapieras fueron muy célebres en los siglos XV, XVI y XVII, ya que solían usarse en los famosos duelos a muerte, conforme nos muestran frecuentemente en el cine. Saber manejar la espada rapiera o ropera era fundamental para adquirir la destreza necesaria y poder salvar la vida.
Los soldados del Gran Capitán (los futuros Tercios españoles) eran expertos en estas artes del manejo y dominio de la espada.
Expertos en el tema de los duelos afirman que «los duelos eran cosa de señores: nobles, militares, políticos, literatos, artistas… gente instruida, que leía, y conocía y aceptaba las reglas del código de honor de este tipo de lances, basadas en referencias antiguas y más tarde (a partir del siglo XV) en libros escritos sobre el tema».
Existían duelos formales que eran regulados por el rey y contaban con normas muy estrictas y únicamente podían ser lanzados y aceptados entre personas de un rango social similar. La forma más habitual de retar a alguien a un «duelo formal» era mediante la llamada «pega de carteles».
Se establecía si el duelo formal sería a muerte o a primera sangre y las espadas que se usarían, lo mismo que los testigos por ambos bandos, padrinos y un árbitro que velaba porque el duelo fuera limpio y, una vez terminado el combate, la familia del derrotado no atacase al vencedor en venganza.
Además, el lugar y la hora del encuentro, si el monarca autorizaba el duelo. La espada más usada para estos actos era la espada rapiera o ropera, ya fuera de lazo o de taza.
Tal y como explicó el estudioso Van Vinkeroi en 1882, la espada rapiera o ropera era usada tanto para combatir, como adorno del propio traje. A pesar de que los tipos de roperas se cuentan por decenas, se puede afirmar que era cualquiera que llevaran tanto los civiles como los militares cuando salían a la calle.
«Su origen se estima español: con tal nombre aparece por primera vez en el inventario de objetos del duque Álvaro de Zúñiga, fechado hacia 1445. Y parece que el nombre le viene de ser un distinguido complemento del atuendo personal, de la ropa, como muestra o símbolo evidente de fuerza y poder de su propietario. Solían estar fabricadas y decoradas con muy buenos materiales e incluso joyas».
En principio fue usada por la clase social más elevada: familia real, alta nobleza, caballeros de las órdenes religiosas, militares y otros señores e hidalgos. Luego se extendió a diversas gentes, desde aventureros a ricos burgueses, sobre todo en ciudades importantes, donde los duelos y pendencias eran frecuentes.
La espada rapiera o ropera tenía una hoja fina y estrecha en su versión civil pues la militar era algo más corta y ancha. Todas contaban con una guarnición o guarda con una pieza metálica que protegía la mano de las punzadas del contrario. Las hubo de diversos tipos, por la variedad de su guarda fueron de taza, concha o lazo.
Además de ser un arma muy eficaz en el combate y en el duelo, tenía y daba un gran prestigio a su poseedor. Su mayor protagonismo lo tuvo desde el primer tercio del siglo XV al último del XVII, y por lo general se la asocia a la época del Siglo de Oro español.
Hoy en día las espadas rapieras o roperas resultan ser unos preciosos objetos de colección para los expertos en el uso de estas armas. Las hay tanto decorativas, como también funcionales.