El primer paso para conservar bien una espada es una adecuada limpieza y seguir unas sencillas precauciones, como no dejarlas a la intemperie ni expuestas a la humedad ni al calor, tocar lo menos posible la hoja con los dedos, ya que el sudor de las manos contiene ácidos que podrían dañar el acero. También conviene conservar la hoja ligeramente engrasada.
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En el mercado se encuentran adecuados productos de limpieza para espadas, sables y katanas, como vaselina específica, aceite de mantenimiento o cajitas con el kit de limpieza para espadas y katanas que generalmente incluyen un martillo de metal (mekugi), el aceite vegetal (koji), papel de arroz (harai gami), una bola de polvo no abrasivo (uchiko), una tela suave para su mantenimiento (erufu).
Es recomendable comprobar el estado de las espadas cada seis meses para detectar a tiempo la formación de algún tipo de óxido. Para quitar el óxido de las espadas hay diferentes métodos como el químico, el mecánico o el manual, pero se debe tener mucha precaución para no estropearlas por hacerlo sin conocimiento o con prisas o con productos inadecuados.